LES VOY A CONTAR OTRA HISTORIA.
Esta es en honor a los compañeros y las compañeras asesinados el 22 de agosto de 1972 en Trelew. Hace casi un mes atrás murió el Chispa, el viejo como le decíamos últimamente. Tenía 77 años. Se llamaba Rufino Almirón, correntino él, 50 años de militancia y compromiso. Hablé por última vez con él para darle ánimo, estaba en el hospital por ser operado de un cáncer de pancreas. "Si salgo de esta me dijo, Pelado te venís al barrio (estaba viviendo en Florencio Varela) a comer un asadito y a hablar con los muchachos; estamos preocupados por lo que se viene che". No salió de la operación, era muy grande y había tenido como todo trabajador humilde una vida dura. Lo enterraron con una bandera del PRT sobre su cajón, que es lo que quería.¿Quién era el Chispa? Como les dije al principio era correntino, bien del campo, casi no se le entendía al hablar de cerrado que era en esa mezcla de guaraní y español que tienen los argentinos de esa zona desde chicos, y que siempre siguen hablando aunque transiten lungo por otras tierras.Había aprendido el oficio de soldador, no se si por allá o por acá, y entrado a trabajar por finales de los años cincuenta a los Astilleros Río Santiago en Ensenada. Vivió siempre a partir de allí con su familia en Villa Jardín, Lanus; hogar en esa época de trabajadores venidos del interior a Buenos Aires. Ya por principios de los años sesenta había sido elegido delegado por sus compañeros, y tuvo sus primeros contactos con la política, con compañeros de Palabra Obrera, que orientaba por ese entonces Nahuel Moreno.Este grupo se unió al Frip de Santucho y formaron entre ambos el PRT en 1965. Allí estaba ya firme el Chispa. Cuando este partido se dividó por lo de la lucha armada, él se puso de ese lado; y cuando empezaron los tiros en la dictadura de esos años, tomó su pistola también. En enero de 1972 -estaba el general Lanusse de presidente- el ERP toma una audaz decisión: asaltar el Banco Nacional de Desarrollo para obtener recursos económicos para la lucha emprendida. Este Banco quedaba a una cuadra de la Casa Rosada, por la calle 25 de Mayo. Dos de sus guardias eran en realidad hombres de la guerrilla y facilitan la entrada a la nochecita del resto de los combatientes. Estos van hacia la boveda con el objetivo de entrar en ella. Había que romper un metro de cemento y rejas. Allí iba el Chispa, soldador, a llevar adelante esa tarea. Trabajaron toda la noche, entraron al tesoro y sacaron el dinero. Y así como entraron salieron, y se dieron a la fuga sin que nadie lo notara. Dejando en la pared del Banco una leyenda: "Abajo la dictadura, el próximo es el Nación". Claro este banco era más difícil, queda enfrente de la Rosada y no a una cuadra como el BANADE. Era un desafío nomás. Largos años se lamentó luego el Chispa de que se le habían quemado muchos billetes al abrir con el soplete las cajas de seguridad. Siguió luego la pelea. El partido lo mandó al Chaco de responsable del noreste, después a Goya, donde dirigíamos las Ligas Agrarias. No era un compañero cualquiera el Chispa, era miembro del Comité Central del PRT. Ya en plena dictadura y con la derrota encima salió del país por Misiones rumbo al exilio. Anduvo allí, por las Europas, el que hablaba correntino nomás, viendo si se podía recomponer su partido y tratando de entender que habíamos hecho mal.En cuanto pudo, después de los milicos, volvió al país y a su barrio. Se arremangó y como pudo consiguió trabajo, algo nada fácil para un laburante que ya estaba en los 60 años; y también como pudo empezó a organizara a la gente pobre para defender sus intereses y derechos. Como siempre había hecho. Y en eso anduvo los noventa y los años de este siglo. Siempre militante, siempre optimista, siempre trabajando, siempre pobre. Entendiendo como podía esta Argentina tan distinta de la que él había dejado. Pensando en los demás y en su país antes que en él mismo. Me recuerdo que hace dos o tres años atrás tuvimos que conseguirle una jubilación porque ya no le era fácil conseguir trabajo a su edad, y ayudarlo para que se hiciera una dentadura postiza porque la falta de dientes le dificultaba hablar, comer y todas esas cosas. Nunca se quejó de su vida, nunca dejó de pelear por los mas humildes, su gente, nunca dejó de organizar, de discutir, de predicar sus ideas de justicia y libertad.Los compañeros y compañeros que cayeron en Trelew se hubieran sentido orgullosos de vos Chispa. Nosotros también.
Hasta la victoria viejo.
Por H. Tummini